jueves, junio 30, 2011

Tiempo para...

Hoy sentí que ha llegado el tiempo de escribir de nuevo (con duda). Según el libro del Eclesiastés capítulo 3 de la biblia dice: Hay un momento para todo y un tiempo para cada cosa bajo el sol...Debe de ser cierto, pueda que algunos creamos manejable el hecho de : escribo cuando tengo ganas, pero no se trate solo de sentirlo o de querer...sino de un tiempo que corresponde para hacer cada cosa.

Bueno sea lo que sea, acá me encuentro una vez mas jugando a ser escritora, sintiéndome blogger, buscando entre mi corazón y cerebro el contacto exacto para la creación de un texto, cuento o relato...o para expresar la mezcla de sentimientos acumulados en estos días bastante variados, poco novedosos, pero si inestables en decisiones, para no perder la costumbre.

La traición y el odio parecen seguir siendo pan de cada día en mi entorno, no con casos directos, felizmente, aunque no es agradable ver sufrir a quien quieres (por mas cursi que suene) y jode que otros tengan como deporte hacer cojudeces sin medir consecuencias, ni percatarse de que hacen daño. Fuera de eso, la novela del día a día cuenta con nuevas víctimas bajo el cielo de Lima, y yo sigo sola, todavía... (gracias a Dios...o no?).

Unos versículos mas abajo del libro del eclesiastés dice: hay un tiempo para callar y un tiempo para hablar...

Santiago tenía cuatro años cuando recorrió solo por primera vez  las calles de Breña (distrito limeño), dormía donde se cansara porque no solía darse cuenta que la soledad era pesada cuando no conoces lo que es vivir con alguien, cubrirte con una manta y frazada, tomar leche caliente en los brazos de mamá.
Luego creció y me dijo que borró el como llego a vivir hasta Iquitos, tenía 12 años y ya no dormía solo. Cargaba como burro sacos de algo que el no sabía que contenían, solo tenía que subirlos a la camioneta que estaba afuera del depósito donde consiguió ese trabajo, "honrado", como el sabía que quería ser y donde la paga no era mala a su parecer.

Conocí a Santiago, cuando el tenía 19 años, una tarde de hace unos veranos atrás, yo "soleaba" en la playa , el vendía  "sanguche con pollo" a dos soles. Nos hicimos conocidos, cada miércoles que yo bajaba a mi playa amada y adorada la tradicional playa chorrillana (sin arena) La Herradura, el y yo conversábamos unos cinco minutos, a veces mas. Se notaba que era un tipo limpio, sus ojos marrones me trasmitían ternura y también tristeza, tanta fue mi curiosidad por saber a quien tenía delante, que comencé a interrogarlo cada miércoles, creyéndome la historia que el me contaba sobre su vida.

Santiago, vendía debajo de sus riquísimos sanguches con pollo (recordemos que en la playa después de un buen baño en el mar, todo lo que comas es rico), "quetes" de coca, "cigarritos" de hierba, podías comprar también el "moño" rojo y la rizla aparte. Cuando lo descubrí solo me miro sonriente, algo enrojecido pero al mismo tiempo con esa mirada de ¿y que esperabas?
Le sonreí también, he probado alguna vez drogas como para hacerle escándalo a quienes la consumen así sea ilegal, he viajado en un auto a los rincones mas escondidos pero conocidos por los consumidores, a comprar sin medir consecuencias, como para escandalizarme por quienes la venden como Santiago...(ojo:La venta e incursión a los menores de edad a cualquier vicio es imperdonable y repudiable. Acá hablo de adultos y entre adultos).

Para mi la cocaína es una mierda y la marihuana un cigarro que hace verte mas estúpido. Ahora que hasta del whisky me he despedido ando bastante sobria en todo sentido...
Solo puedo agregar que no veo a Santiago desde aquel verano, lo que si veo, son mas niños de cuatro años solos por las noches, pasadas las 10 en los suelos limeños, y de vez en cuando narices con un toque de polvo blanco pasadas las 2 de la madrugada en ciertos bares que ya no piso por flojera al invierno, por la bancarrota a la que la vida payasa me ha llevado.
No se si este círculo termine, si la miseria y soledad de los corazones se pueda arrancar, no se si Santiago tenga mas noches en Lima, si duerma en una celda fría o su cuerpo no exista.

Finalmente todos buscamos sonreír.


4 comentarios:

  1. Es desolador ver niños que aún no tienen el suficiente poder de disernimiento, metidos en temas de drogas, es muy lamentable y asi como tu cada vez que veo una cosa parecida se me arruga el corazón. En cuanto a los adultos hay casos y casos, pero bajo mi criterio, la gente se ve más linda sobria, en lo posible sobria.
    (*) Creo que sería dable darle una tregua al Whisky pero no tanto como abandonarlo....desde ya se siente desolado.

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  2. Gracias al tiempo que te hizo volver con esas palabras y canciones que parecen bailar con cada palabra que se lee.

    Santiago, sin duda dejó una huella en tu corazón. Aprendiste algo, quizá mucho o tal vez poco, pero ahora, como dices, fue tiempo de hablar de él y de lo que te hizo acordar. Recordar lo bueno no es malo, compararlo con el presente tampoco. Nos hace saltar y decir "qupe chucha pasa en esta vida". Hace que nos demos cuenta que el mundo cada vez está más de cabeza y nuestros pelos al viento.

    ...ahora, será que el mundo está de cabeza... o solo unas cuantas locas que desesperadas buscan darle soluciones a algo casi imposible.

    Hay tiempo para todo... hasta para creer que somos capaces de cambiar el presente.

    Un beso muy grande amiga bloggera... Fito y tú, igual de genios.

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  3. Es verdad a veces encontramos personas en nuestras vidas de las que nunca mas volvimos a saber nada, quien sabe si talvez en algún momento las encontremos de nuevo.Es cuestion del tiempo que hay para cada cosa.
    Besos.

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  4. Hola Bren, qué bueno que estés de vuelta en tu blog...
    Nuestra Lima está llena de niños y jóvenes que tratan de ganar "alguito" para vivir..., muchos son explotados, otros maltratados porque simplemente no son de la capital...Sé que no alivia mucho, pero creo que una palabra, o un gesto de cariño hacia ellos, es algo muy valioso, tal vez marquen sus vidas para bien.

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