Introspección.

Estaba esperando cerca a una tienda de ropa, no tenía la mínima intención de entrar, pero se demoraba tanto en llegar que decidí darme una vuelta como quien "hace hora". La verdad odio esperar, tener que estar dando vueltas tonteando, esperando que los mínutos pasen rápido y esa persona aparezca.

Me dirigí al segundo piso de la tienda por las escaleras mecánicas, mirando todo, mirando nada, me cruzo con una mirada azul, una mirada fugaz pero estable, intocable y deseable, una mirada que dificilmente iba a olvidar, una mirada que conocía muy bien...Una mirada que bajaba al primer piso, así que inmediatamente decidí volver a bajar...buscaba con mi mirada encontrarme nuevamente con esos ojos, la obsesión me transformó, no era yo, o si, si era yo, era la esencia mas pura de mi, esa parte que es mejor ocultar para pasar desapercibida en un sitio donde no interesa hacerte notar sino te creen loca. Camine todo el piso buscando entre la  ropa y las personas, entre personas y ropa, en eso al levantar mi vista hacia la puerta de salida noto que se iba...ya no me importó nada, si alguien podía darse cuenta de mi persecución, o si incluso esa mirada azul estaba huyendo porque me reconoció, sólo corrí y salí mirando hacia el lado donde me pareció ver que se iba, pero no estaba, ni su sombra, ni su luz, ni su olor.

¿Y si tambien me miró, si en realidad no quería verme, debí gritar su nombre para que volteara?
Prendí un cigarrillo a pesar que aún no oscurecía, me provocó una cerveza helada, el calor está fuerte, mis pensamientos eran de los mas comunes con el resto de los limeños en verano, por lo tanto volví a sentirme un ser normal, no estaba loca, era como todos.

Caminé hacía un puesto de periódicos, a leer titulares morbosos, sentí aburrimiento y decidí retirarme, iba a llamar para informar que ya no pensaba esperar mas cuando veo que tenía cinco llamadas perdidas y dos mensajes de voz: "donde estas", "ya llegue..."

No quise responder, seguí mi camino hacía el paradero de los taxis, mi mente se llenaba de pensamientos paranoicos gracias a las miles de recomendaciones que solo consiguen angustiarme cuando lo único que quiero es vivir en paz en un país que ocupa uno de los primeros lugares en las estadísticas de países con mayor delincuencia.

"Tengo el gas pimienta en el bolsillo derecho", "si tengo saldo en el celular", "debí llamar un taxi seguro", "mejor me trepo a una combi", "en serio Bren, tienes que sacar brevete", "el metropolitano..." Y eso me lleva a pensar en "Castañeda" y "comunicore" y...¡esos ojos! ¡la mirada azul! - ¡espera! ¡hey, espera! - voltea con asombro - Hola, que gusto encontrarte...

Desperté de mis pensamientos y alucinaciones por un golpecito en el hombro que me sacó de mi novela barata con final obvio de comedia romántica gringa, era mi cita diciéndome donde me había metido a lo cual tuve la "delicadesa" de contestar: ah, todavía sigues por acá, ¿a donde quieres ir? -¿Estas molesta? preguntó - No, que no, NOOOOOOOOOOOOOOOOOO.

Sin duda en el calor se hace mas dificil mantener la paciencia a un nivel aceptable.
La noche no terminaba y yo en mi cama, sin cervezas porque no tome ni agua, pensando en esos ojos azules...ojos azules, no llores, no llores ni te enamores. Llorarás cuando me vaya, cuando remedio no haya.

Me llamó muy temprano, mi mal humor no se había saciado por lo mismo que no había explotado, así que no podía ser amable por mas que quisiera, pero ¿qué hago con esta persona que lo único que sabe preguntar es si estoy molesta?

La condenación a no romper la promesa de no dejarte me quema el alma pero no es tu cuerpo el que viene a mi mente cuando la lujuria irrumpe mis pensamientos recordando que siempre podía tener esa caricia, no me negaba nada...veneno para matarme, veneno para olvidarte...ojos azules no llores, no llores ni te enamores.

-Está bien, nos vemos ahora, no llegues tarde.