La serenidad retorna a los suburbios de esta desgraciada ciudad, donde las riquezas fueron hurtadas por demonios con nombres propios, invadiendo absolutamente todo sin dejar espacio para las hadas y los príncipes de cuentos que existen en palacios muy lejanos a este lugar demolido por terroristas fieles a su convicción.
Una noche como esta los ángeles cargaron en sus hombros los desencantos, el siniestro suceso macabro de dominar corazones dejó a la luz lo oculto: odio y maldad. Los ángeles decidieron no ignorar la torpeza que se había cometido mandando lo terrible al infinito, al fondo del mar, donde no se pudiera ver mas.
Los pasos de quienes buscaban vengar la sangre derramada en versión lágrimas, no se hicieron esperar ¡escuchándose uno tras otro! ¡y cada vez eran más y más!, los que se unían a esta guerra que tendría de final :miseria o misericordia, pues termina siendo lo mismo perder o ganar ,si lo vez desde el punto que uno se rendirá y el otro, el supuesto ganador sin dudarlo terminará sin un brazo, o sin una pierna...¿entonces que clase de ganador es?
¿Con un corazón arrancado del pecho, qué clase de amor se puede entregar?
Donde cabe el odio, cabe el amor, pero donde hay miseria no existe espacio mas que para el dolor. La locura extrema suele ser en esos casos la más bella, bella e hipócrita salida, pues los locos no sienten, solo juegan. Almenos ese es el papel que les toca representar en esta historia. Me lo contó un viejo en el parque que pedía limosna, a lo lejos se notaba su necesidad de amor y no de monedas.
Esta batalla creen los poderosos que la ganan no sospecharon ni por dudar que la bella durmiente no quiso despertar por mas besos que agotó el príncipe cansado y humillado retirándose a su palacio. Ella prefirió soñar con flores marchitas, aquellas flores sobre su epitafio en la tumba donde todos lloraron hasta agotarse y arrepentirse de sus mezquindades.
Los destructores ríen pensando que vencieron sin conocer que les hicieron creer eso porque cada quien decide por su propia voluntad dejar de luchar, morir o matar...¡vivir!
¿Quien quebró a quien?
tú juegas,
tú ríes,
tú cortas fotos,
tú te sientes feliz,
tú no sufres,
tú no escuchas,
tú prefieres no ver.
Yo, yo me voy por un milkshake de fresas.
(Don't let me down, don't let me down).
*solo encuentro en la oscuridad lo que me une con la ciudad de la furia...
Soda Stereo La ciudad de la furia
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La furia tu verdugo...la tranquilidad emocional por ahora tu amigo imaginario! Nadie querra cruzarse contigo, no ahora, en un futuro tal vez.
ResponderEliminarNo es bueno guardar por tanto tiempo rencores, pero estoy seguro que eso tu lo sabes de sobra, talvez solo es un post aunque no puedo dejar de dudar que tiene que ver contigo.La canción de soda es excelente,la letra,la versión junto con Andrea de Aterciopelados, como siempre un post limpio en todo sentido, siempre es un placer leerte,besos.
ResponderEliminarEres una maestra de maestras. Déjame decirte que NADIE, pudo ni podrá jamás, describir mejor el mundo en el que vivimos. Los valores perdidos, los heroes olvidados, los pactos con "los" demonios, los pecados sin cura, las viudas de la nada... este mundo ahora ya no es color cuento de hadas. Las páginas arrancadas y tachadas a mala gana ha sido corregidas por el villano máximo sin escrúpulos que vive ahora, aquí, con nosotros.
ResponderEliminarTenemos una salida, hagamos nuestro propio cuento, con personajes reales, que merecen felicidad y un castillo de sueños de caramelo. Solo así decidiremos vivir de la mejor manera... soñando sin pensar en la cruda realidad.
espero salgas pronto de esa ciudad de la furia o sigas tomando milkshake de fresas, todos somos parte de esa ciudad y de vez en cundo jugamos al cuento de hadas.Javi.
ResponderEliminarEsta ciudad hace apología al infierno mismo. La ciudad se resquebraja en nuestra propia cara, y reimos de nuestra propia sombra...es asi, compartimos un mundo chatarra que mastica indiferencia y desfallece boca abajo.
ResponderEliminarPodemos seguir en ella o, hacer nuestra propia tira cómica o historia de ficción. La mente nos relega de la inmundicia.
Vamos, dejemos escuchar la distorción de nuestras guitarras...
Me gusta esta Bren extrañaba este tipo de publicaciones en tu blog,un abrazo y sigue escribiendo asi.
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